Hace poco mas de un año, después de un episodio con mi familia política, tomé la decisión más difícil de mi vida. Me iba, sin vuelta atrás.
Pero algo faltó, y pasaban los días y seguía faltando. Mi período se había esfumado. Estaba embarazada. La decisión pasó a ser indecisión. Y me quedé. Me quedé otra vez me quedé.
No la culpo, es más, la amo más que a mí misma. No tengo duda de eso. Y no quisiera haber retrocedido, quisiera haber hecho mis valijas y rajar. Pero me quedé otra vez. Y la oportunidad se esfumó. Y la panza creció. Y ahora somos cuatro. Dos bebés, dos adultos que casi no se dirigen la palabra.
jueves, 19 de febrero de 2009
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